Ahora me siento en este lugar. Mi lápiz no responde, el bolígrafo no responde.
Quizá sea yo quien no responde, ese llamado desde dentro, tan ajeno.
Quizá sean mis neuronas en el exilio. Están siendo expulsadas por un impulso vulgar.
Están siendo llevadas por esa ventosa… Esa ventosa, ¿dónde las lleva?
Me aburro. Me aburro todo el tiempo porque no hago. No hago, no indago, no me asomo a la ventana del mundo a observar. Supongo que me conformo con conformarme. O simplemente con estar triste y mirar las plantas en la ventana. Ellas miran rebosantes de verde y soberbia ansiedad, ellas están tan presentes, tan vivas. El llamado, en cambio, fue un llamado en coma; ese llamado suyo fue el llamado en un momento igual pero del otro lado de mí. Como si existiera una energía, una puerta infernal hacia otro universo justo detrás de mí. Ahí vivo todo lo que no quiero vivir y guardo todo lo que no quiero tener a mano. Pero es importante que nunca se valla. Que nunca implosione mi mundo-basura. Es la carga a mis espaldas, la que me hace acordar que tengo un camino que seguir. En mis pies, debajo de ellos, no hay camino, no veo un camino. Sin embargo está el motor, el movimiento, lo puedo sentir. O es que el mundo alrededor se mueve más rápido… O es que estoy parada en una cinta que gira sobre sí…
Alex dice: relax. Yo digo: no. Mi mundo-basura me pesa sólo a mi, no me lo saquen, no quieran destruirlo. Me da motivos, me da pautas… Me recuerda donde no debo pisar. Piedra, piedra, charco. Piedra, piedra, piedra otra vez, llego al otro lado. Un pie mojado, un pie embarrado en mi mundo-basura. Un pie sucio aún no es problema. Sólo es importante no perder la cabeza en el lodo.
1 comentario:
Yo quiero habitar tu
Mundo-Bausura, quiero acompañarte.
Dejáme
sin más me retiro
...te ama
la srta. Turbio
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